Durante algunos años varias casas particulares de la rambla Recolons también sufrieron los efectos de las guerras. Entre 1936 i 1939 la casa de Can Sala llegó a acoger hasta a 93 niños refugiados procedentes de Cantabria.
La rambla Recolons concentró establecimientos que, dadas sus dimensiones, servían de alojamiento provisional a refugiados de diversa índole. Algunos de estos fueron la colonia Rodríguez, la casa Bell-Estar o determinados chalés que se alquilaban directamente. Estos últimos, una vez finalizada la Segunda Guerra Mundial, y bajo la protección del régimen de Franco, sirvieron de refugio de varios espías nazis y sus familias, que esperaban un traslado seguro hacia Argentina, facilitado por las autoridades franquistas. El gobierno de Franco impidió que se extraditara el agente Erwin Stubbs, que constaba en una lista de los servicios de inteligencia de los aliados (SSO) de los criminales de guerra más buscados.