La marieta salada

Siempre ha hecho gracia que el escudo de nuestro pueblo exhibiera a una señora desnuda tomando un baño de agua caliente mineromedicinal. La casualidad, la curiosidad y las voces de la experiencia han forzado que podamos afirmar que la chica en cuestión existió realmente.

La mujer del escudo se llamaba Marieta, y la llamaban, por su simpatía y salero, “la Salada”. Nació en Sitges el año 1915. Su figura salió del anonimato al aparecer en una buhardilla un cuadro donde ella estaba pintada; el primer pensamiento fue que era una representación del escudo de Caldes, pero se dice que era todo lo contrario.

Se dice que el cuadro fue plasmado en el año 1934 por un pintor sin fortuna que se ganaba la vida haciendo de camarero en uno de los balnearios. Se llamaba Rafel Rams, pero lo llamaban “Litu”. Litu era un auténtico bohemio, jugador, bebedor, malhablado y, sobre todo, conquistador. Marieta, “la Salada”, era una muchacha de una casa pobre de Sitges que llegó a Caldes en 1932 para ofrecerse como criada en la torre modernista de unos señores de Barcelona que veraneaban allí. La Salada se hizo popular muy pronto en el pueblo por su simpatía y espontaneidad. No aguantó mucho tiempo con esta familia y fue a trabajar a un balneario, donde conoció a Litu, que no tardó mucho en engatusarla y convertirla en su musa. La tragedia de la Guerra acabó con esta historia de amor, ya que pocos meses después de comenzar la revuelta militar, Litu se apuntó al ejército para defender la República. El destino hizo que después de resultar herido fuera trasladado a uno de los hospitales militares instalados en los balnearios de Caldes, donde murió atendido por la enfermera voluntaria Marieta de Sitges que, como tantas otras mujeres, pasaba muchas horas cuidando a enfermos y heridos de guerra.

Sin embargo, la vida continuó y ella no fue nunca más la Marieta Salada de Sitges. Maria, después de la tragedia del 36-39, se quedó en Caldes, donde años más tarde se casó con un chico del pueblo con quien tuvo cinco hijos. Y muchos nietos suyos corren todavía entre los caldenses.

Es muy posible que alguien sostenga que la figura femenina del escudo de Caldes es más antigua que todo esto. No le hagáis mucho caso. Dejad que cada uno piense lo que más le convenga.