Los bandoleros, el camino real y la Creu de la Mà

El camino real era la vía de comunicación más importante entre Francia y Barcelona, y en su paso por Caldes se bifurcaba en dos caminos, el de interior y el de marina, en el punto que se llama la Creu de la Mà.

“LOS BOSQUES MÁS PELIGROSOS DEL PAÍS”

Así es como nombra el viajero Thomas Platter en el siglo XVI a los bosques de la Thiona y de la Creu de la Mà, en su paso por el camino real. Las descripciones posteriores no son mucho más benévolas; en el mejor de los casos hablan de “soledad” y casi siempre de “bosques profundos” y “espesos alcornocales”.

Pi i Margall hace referencia en 1842 a un hecho incrustado en la memoria del lugar, y nos narra el suceso de unos bandoleros que se ponen a hacer de hostaleros: “Al salir el viajero de esta casa fatal, caminaba muchas veces a una muerte pronta e irresistible… se entregaba la víctima al mismo verdugo que debía acompañarle al lugar del sacrificio. Esta trama era horrible.”
Prudenci Bertrana en las Proses bàrbares: “Allí en la antigüedad el camino se convertía en peligroso al viandante, desde aquel lugar el camino estaba infestado de pandillas de ladronzuelos y trabucaires osados y crueles que secuestraban, robaban y maltrataban a quien les venía en gana… Y concretamente, la Creu de la Mà no tenía un aspecto muy tranquilizador… ¿por cuál de los dos caminos había que decidirse? (…) habría sido igual. Fuera la que fuera, de las dos rutas, la escogida por el viajero irresoluto… le esperaba la misma aridez, el mismo desánimo, la misma sucesión de bosques espesos y lugares imponentes, cuyo aspecto solamente nada bueno prometía… no había más remedio que entregarse al destino en cuerpo y alma”.

Para él, la “M” que coronaba la Creu de la Mà no designaba el camino de marina, sino la muerte y el martirio. De la misma forma, la mano que corona el otro brazo de la cruz podría ser que fuera la reproducción de una mano real, que un grupo de bandoleros habría colgado allí como señal de alerta indicando (a viajeros o a otros bandoleros) que aquel era su territorio y el precio que deberían pagar si se adentraban en él.