El balneario Prats fue uno de los establecimientos termales del pueblo que acogió a refugiados. Por otro lado, en el inventario de disponibilidades para alojar a los marineros italianos de 1944 se anotó que en el balneario Prats cabían 195 soldados.
Justamente el 13 de septiembre de aquel año, Meino von Eitzen llegó a Caldes acompañado de su mujer y de sus hijos. Von Eitzen era un alto cargo alemán en el frente ruso donde fue herido y trasladado a Vigo para participar y dirigir los negocios de wolframio, uno de los recursos mineros que Franco puso a disposición de la Alemania nazi. Establecidos en el Balneario Prats, von Eitzen pidió a la señora Rosa Riera, vecina de Caldes, que cuidara de sus hijos. Su hermana, Serafina Riera, recuerda su amabilidad y también el buen trato con el resto de los alemanes de Caldes: «Algunos regresaron a Caldes unos años después a pasar allí algún verano, como por ejemplo las hijas de von Eitzen.»