Siglos XIX-XX. El antecedente del Balneario Prats es un pequeño establecimiento termal que fundó la familia Prats aprovechando el agua de la fuente de la Mina. El fenómeno creciente del veraneo propició que, durante la segunda mitad del siglo XIX, se construyera el edificio actual en el centro de la población. Este nuevo edificio, de gusto ecléctico, que se caracteriza por el uso de elementos arquitectónicos de épocas distintas, se tuvo que ampliar en el año 1912, siguiendo el proyecto del arquitecto Eusebi Bona i Puig. Fue entonces cuando se sustituyó la antigua portalada de acceso por la actual. Al lado del establecimiento termal, se construyeron varias casitas para alojar en ellas a los clientes, las cuales fueron derruidas hace unos años.
El Balneario Prats embotellaba “Agua del Balneario Prats” a pequeña escala, hasta que el aumento de la demanda de agua con gas hizo que se unieran el Balneario Prats y el Balneario Soler para crear un nuevo embotellamiento llamado “Agua Malavella”, del agua procedente de la fuente de la Mina. Entonces se produjo un cambio en la consideración que se tenía del agua de Caldes: además del consumo dirigido a los tratamientos medicinales, a partir de aquel momento fue considerada agua de mesa, con el consiguiente aumento de la demanda. La planta embotelladora fue adquirida en el año 1985 por la empresa S.A. Vichy Catalan.