Caldes en Tiempo de Guerras

Estación – Tòtem

La estación de tren de Caldes, inaugurada en 1862, se convirtió rápidamente en uno de los focos neurálgicos en la historia del pueblo. Era el nudo de comunicación que facilitó, primero, la llegada de veraneantes, y segundo, convirtió a Caldes en una población estratégica de asistencia en periodos de guerra.



En varias tandas, a lo largo de los meses de enero y febrero de 1944, llegaron a la estación de tren de Caldes un total de 1.073 soldados de la marina italiana. En febrero llegaron más marineros, algunos procedentes del Hospital de la Isla del Rey (Menorca), donde se habían curado de las quemaduras y heridas sufridas durante un ataque de la Luftwaffe. Veintiuno de ellos intentaron fugarse la noche del 22 de abril en un tren de mercancías, pero fueron arrestados y deportados al campo de concentración de Miranda de Ebro (Burgos). El 4 de julio todos los refugiados regresaron a Italia en un tren de treinta vagones, con una despedida masiva de los caldenses. En el mes de noviembre, un tren de pasajeros llevó a Caldes el primer contingente de espías nazis, que seguirían llegando a lo largo de 1944 y 1945, y se instalarían en los diferentes balnearios, casas y chalés de la población.