Una ruta corta, de dificultad media que podemos realizar a pie o en BTT. El sendero de la Vía Augusta sigue el trazado original de esta importante vía romana que, con una longitud aproximada de 1.500 kilómetros, unía las ciudades de Roma y Cádiz.
El sendero se inicia en Caldes de Malavella, un pueblo con un rico patrimonio arquitectónico, histórico y termal. Históricamente, la Vía Augusta fue una de las rutas más importantes en el ámbito comercial y de comunicaciones entre ciudades, provincias y puertos del Mediterráneo, buscando siempre un trazado que aprovechara los corredores naturales y las zonas de paso menos dificultosas.
Podemos iniciar el recorrido en la Oficina de Turismo de Caldes de Malavella. Para coger el camino hay que salir del pueblo por la calle Girona, donde encontraremos la primera señal que indica, en sentido norte, el camino dirección a Riudellots de la Selva. Este primer tramo entre Caldes de Malavella y Can Solà Gros transcurre por una vía pavimentada, pero con poca densidad de tránsito. El sendero sigue el recorrido de la Vía Augusta entre las villas de Caldes de Malavella y Riudellots de la Selva. A pesar de ser un camino que no presenta ningún tipo de complicación de seguimiento, el tramo comprendido entre Caldes i la zona de los Camps de l’Onyar todavía no está pintado con las marcas de la Vía Augusta (amarillas y azules) y solo dispone de cuatro señales verticales.
Seguiremos siempre la pista principal y no la dejaremos nunca, excepto que las indicaciones verticales así lo indiquen. Aproximadamente a medio camino (3 kilómetros), el camino cruza la vía del tren por un puente, y al cabo de 2 kilómetros encontraremos un cruce en el que la señalización nos indica la dirección que hay que seguir para llegar a Riudellots de la Selva.
Desde este punto podemos desviarnos a ver la torre Ponça, una masía fortificada del siglo XVI de propiedad particular, a unos 1.200 metros del camino y siguiendo la señalización que marca Sant Mateu de Franciac y Vilobí d’Onyar. Siguiendo esta misma indicación, a 2.000 metros se llega a la iglesia parroquial de Sant Mateu de Franciac, conocida desde el siglo XIII y fuertemente remodelada en el siglo XVIII. De vuelta al recorrido principal, enfilamos el tramo final hacia Riudellots de la Selva, pasando por una zona caracterizada por la diversidad de masías y campos de cultivo existentes. Este tramo discurre por vía pavimentada, pero con baja carga de tráfico. Poco antes de llegar al núcleo de Riudellots de la Selva el camino atraviesa el río Onyar, que drena parte de la llanura selvatana.