Se trata de un itinerario circular que une diferentes ermitas en un recorrido largo, pero bastante llano. Iniciamos el itinerario en la plaza del Ayuntamiento, donde está situada la Oficina de Turismo. Desde aquí vamos a la estación de tren; pocos metros antes de llegar, continuamos por la calle de Ponent que nos permite cruzar la vía por un túnel y encontrar la primera señal vertical (banderola de seguimiento) y las marcas de pintura –amarillas– que nos guiarán durante toda la ruta. El camino continúa por la vía pavimentada en dirección a la urbanización Can Solà Gros, para después continuar por camino de tierra entre bosques y campos de cultivo hasta llegar a Franciac, donde encontramos la iglesia de Sant Mateu de Franciac. En este punto compartimos el camino con la Vía Augusta, que dejaremos más adelante para cruzar la vía del tren y continuar en dirección a la iglesia de Sant Andreu Salou. La ruta continúa por la carretera asfaltada, durante unos 2 kilómetros aproximadamente, donde encontramos una carretera principal que hemos de cruzar para seguir la ruta por pista forestal. Nos vamos adentrando en zona boscosa por un camino muy agradable hasta encontrar otra carretera principal, que también tendremos que cruzar. Continuamos el itinerario siguiendo siempre las franjas amarillas de pintura, en dirección a la urbanización Can Carbonell y subimos suavemente hasta el límite de la urbanización para encontrar la iglesia de Santa Seclina, en mal estado de conservación. Desde este punto se comparte la ruta con un tramo del camino de Terranegra (Caldes de Malavella-Tossa de Mar). Comenzamos bajando para después llanear hasta salir de la urbanización y por camino de bosque llegar a la autovía C-35. La cruzamos por debajo de un puente y después de hacer una subida suave por pista forestal, el camino nos lleva, ahora ya llano, por un tramo del recorrido entre bosque y campos de cultivo hasta la ermita de Sant Maurici. Seguimos por la pista principal hasta un desvío (banderolas direccionales). Por la pista de la derecha regresaríamos a Caldes, pero nosotros tomamos el camino de la izquierda, una pista forestal ancha que dejaremos unos metros más adelante. Continuamos por un tramo que alterna zonas de bosque y campos entre masías diseminadas. Cruzamos una rambla y poco después la vía del tren. Después de un tramo corto de camino, llegamos a la capilla de Sant Sebastià, situada en una finca privada. Regresamos a Caldes recorriendo el perímetro de la urbanización Llac del Cigne, cruzamos la carretera que da acceso al municipio y unos metros más adelante encontramos el punto donde hemos empezado la ruta, a la altura del puente que nos permite pasar la vía y deshacer el camino hasta el centro del pueblo.